LA MUJER SUDAMERICANA...Mucho han cambiado las cosas en los últimos años. Palabras como interculturalidad, diversidad, multiculturalismo o pluralismo, se han apoderado de nosotros, aunque para la mayoría de la población suelen ser sentimientos superficiales, ya que el cinismo social unido a la exagerada y demasiado rápida globalización tienden a esconder un profundo pensamiento de sectarismo, racismo, miedo o excesivo respeto hacia lo desconocido…
La educación multicultural no es un concepto unitario sino complejo, que engloba en él una variedad de creencias, políticas y prácticas de la educación que pretenden dar un almacén de conocimientos y actitudes en una sociedad multirracial.
La sociedad, nuestra sociedad, es, en efecto, una realidad dura, compleja, polisémica, cada vez más desestructurada y variada, con múltiples matices. Resulta difícil el equilibrio entre la migración, el respeto a los demás, el espacio propio y la ocupación ajena, las costumbres y maneras de cada cual…
Supuestamente, una de las sociedades que mas fácil lo debería haber tenido es aquella que corresponde a la población sudamericana, por idioma, por origen, por millones de razones…pero la realidad es bien distinta, y eso sin ocupar cargos de responsabilidad en porcentaje con respecto a los “nativos”…
Hay un blog donde se desvela la gran verdad:Dice literalmente:
”Yo no soy racista, pero… así comienzan muchos de los discursos más virulentos, irracionales y muchas veces ridículos que se puedan oír hoy en día. Yo no soy racista, pero los marroquíes hablan muy alto en el metro. Yo no soy racista, pero los sudamericanos andan muy despacio por la calle. Yo no soy racista, pero habría que prohibir a las mujeres musulmanas ir con esos pañuelos en la cabeza. Yo no soy racista, pero los inmigrantes son todos unos guarros, y viven 50 en una misma casa…
”Poco a poco ha ido cambiando ese concepto, y una parte fundamental es responsabilidad de la mujer sudamericana, de ellas, sí…como siempre a la sombra de los suyos, pero llenas de virtudes y que, poco a poco, han ido, consciente o inconscientemente, limando asperezas y sembrando normalidad entre nosotros…con una gran capacidad de adaptación, con una gran serenidad…con paciencia para calmar a los violentos, tanto a los agresores como a los agredidos, con ánimo y entereza para seguir adelante…
Así que, gracias a las portadoras de tantas virtudes físicas y humanas, y además de otras miles, me gustaría poder “comprar” la exuberancia de las Brasileñas, el instinto maternal de las Peruanas, la belleza de las Venezolanas, la capacidad de seducción de las Colombianas, la dulzura y la espalda de las Argentinas, la belleza sencilla y la simpatía de las Chilenas, la exigencia de las Panameñas, la sinceridad de las Salvadoreñas, la parsimonia inteligente de las Costarricenses, el espíritu de las Cubanas, la fidelidad de las Paraguayas, la resistencia ante la dificultad de las Uruguayas, el instinto de supervivencia y la piel de las Hondureñas…y tantas y tantas cosas…y países..que se me olvidan.Gracias a ellas por su esfuerzo de integración y su paciencia con los intolerantes.
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